Cubierta del libro

Las primeras carreteras de la isla fueron impulsadas al amparo de una ordenanza promovida por Isabel II. Muchas de ellas fueron dotadas de singulares obras de ingeniería a partir de la segunda mitad del siglo XIX con la finalidad de salvar la complicada orografía del terreno y poder así enlazar las principales poblaciones de Gran Canaria y las zonas agrícolas. Esos puentes, que aún se mantiene en pie como testigos pétreos del tiempo y como elementos de nuestro patrimonio, han sido recogidos en el libro titulado ‘Los puentes históricos de Gran Canaria’, en el que han trabajado el historiador Manuel Lobo Cabrera y el fotógrafo recientemente fallecido Eliú Pérez, y que acaba de ser publicado por el Departamento de Ediciones de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario.

‘Los puentes históricos de Gran Canaria’ se presenta el día 12 de diciembre en la Casa de Colón, a las 20.00 horas, con la presencia del investigador y catedrático de Historia de la ULPGC,  Manuel Lobo, y del presidente de SATOCÁN e ingeniero de caminos, Juan Miguel Sanjuán Jover. El libro, en su versión impresa, se vende al precio de 15 euros, mientras que en su versión e-pub puede adquirirse a 5 euros.

 

 

Puente sobre el barranco de AzuajeMás de 40 puentes

El citado volumen, que se detiene en el examen histórico de más de cuarenta puentes de distinta naturaleza que fueron construidos en la isla entre la segunda mitad del siglo XIX y aproximadamente 1914 (que es cuando se puede decir que la Modernidad entró en Gran Canaria), pretende poner en valor la importancia de la ingeniería civil promovida en la isla, contrastando los diseños originales con la realidad actual mediante planos y fotografías.  Lobo procesa en las más de 200 páginas de este libro información sustancial sobre un tema que ha sido descuidado por la historiografía, razón por la cual la bibliografía es bastante escasa.

Desde los recordados puentes alzados en primer lugar para salvar el barranco Guiniguada al puente de San Andrés que mantiene su estado original, pasando por el de Cuesta Empedrada, Tres Ojos en Gáldar o el de Azuaje, el libro abunda también en el estudio de los materiales empleados en la construcción de los mismos y otros detalles de interés que han sido recuperados de los fondos del Archivo Histórico y Provincial de Las Palmas y del Archivo Central de la Consejería  de Obras Públicas.

Como avanza Manuel Lobo “los ingenieros encargados de realizar los proyectos de carreteras vieron la necesidad de tender puentes para salvar las dificultades orográficas que presentaba la isla. Las nuevas vías que han aparecido en el siglo XX (sobre todo autovías y autopistas) han provocado la pérdida de protagonismo de muchas de las carreteras y sus puentes, algunos de ellos conservados en un estado deplorable o a punto de perderse totalmente”, lamenta el catedrático.

“Así y todo, en la red de carreteras de Gran Canaria se observa que aún siguen vigentes los proyectos de antaño, ya que muchos tramos mantienen o se asemejan bastante a los trazados originarios. La mayoría siguen en pie y cumpliendo con las funciones que indujeron a su erección. No obstante, hay que hacer algunas precisiones, pues en la actualidad no se conservan los puentes antiguos tal y como fueron construidos; en algunos casos estos han sido ampliados para adaptarlos a las nuevas circunstancias del tráfico moderno, como sucede de hecho en quince de ellos, que fueron ampliados en su ancho, a veces con un solo aumento y en otras con dos, según lo demandaba el incremente del tráfico automovilístico; unas veces hacia el mismo lado y otras a ambos del puente primigenio, ello en función del trazado de la carretera”, agrega Lobo.

 

Puente Palo o de Palastro en 1968Seis capítulos

La información minuciosa de los expedientes ha permitido a los autores de ‘Los puentes históricos de Gran Canaria’ fechar, estudiar, analizar y contrastar el desarrollo de estas obras, cuyo estudio se ha dividido en seis capítulos para facilitar la mejor comprensión del lector.

El capítulo primero hace un recorrido por las características de los puentes en general y de los tipos que se llevaron a cabo en Gran Canaria hasta comienzos del siglo XX, destacando entre ellos aquellos que tienen como base el arco de medio punto, tipo pontón, o arcos semicirculares para levantar la estructura. Los materiales utilizados en la construcción y el modo de hacerlo completan este capítulo

A continuación se procede a la descripción y análisis de los puentes distribuidos por toda la isla, comenzando por aquellos que desde finales del siglo XV se levantaron en la ciudad de Las Palmas, con el objeto de salvar el cauce del barranco Guiniguada, una vez que la ciudad saltó desde Vegueta a la otra margen del barranco y se conformó el barrio de Triana a partir del convento de San Francisco. Desde el siglo XV hasta comienzos del siglo XX se fueron levantando distintos puentes de diferente tipo y hechura, con variedad de materiales,  sobre el citado barranco, tal y como se analiza en el capítulo segundo.

El capítulo tercero se ocupa de la construcción de la carretera del Norte que arranca desde el cruce de la calle Triana con el camino nuevo (hoy calle de Bravo Murillo), para adentrarse por el interior de la isla y retornar de nuevo a la costa hasta su llegada hasta el puerto de las Nieves en la villa de Agaete. A lo largo de su recorrido, en sus distintos trozos, se van sucediendo una serie de puentes, los más numerosos de la isla, que son estudiados con cierta minuciosidad, unos más sencillos, pontones de un solo arco, y otros más complicados con estructuras de tres arcos, junto con alcantarillas. Cada puente se estudia por separado, dadas sus peculiaridades. De todos los analizados en el presente capítulo, tres tuvieron obras que fueron realizadas con anterioridad gracias al interés del vecindario y de las autoridades locales, como fueron los puentes de Tenoya, Teror y el de Las Garzas en el municipio de Santa María de Guía.

La carretera de segundo orden del Sur, que unía Las Palmas con San Bartolomé de Tirajana, pasando por Telde, Ingenio y Agüimes, ocupa el siguiente capítulo. Siguiendo el esquema materializado en el capítulo anterior, se estudia la ejecución de la carretera con todas sus peculiaridades. En cada Trozo que se adjudica, se hallaban algunas dificultades a salvar, entre ellas los puentes o alcantarillas. La estructura de esta carretera comprendía dos de los puentes más espectaculares que se hayan hecho en la isla: el de Telde y el de Guayadeque. Con respecto al de Telde, que desgraciadamente ha sido trasformado, se intentó enmendar el error con un puente paralelo de parecidas características, pero ejecutado en hormigón, que no logró su objetivo. Y del otro no ha quedado rastro, pues una avenida del barranco se lo llevó.

La carretera del centro, que en su origen tenía como destino llegar hasta la Aldea de San Nicolás, pasando por San Mateo, vio culminados los primeros tres Trozos al concluir el siglo XIX. Al ser carretera muy pegada a las laderas –y a los lomos por donde transitaba– no es muy prolífica en puentes, aunque si en alcantarillas o tajeas, debido a los cursos de riego que se encontraron en su trazado, tal como se recoge en el capítulo quinto. Un pontón ejecutado con elegancia salva el barranco de Santa Brígida, para continuar la vía hasta el siguiente pueblo.

Completa el estudio el capítulo sexto, donde se investiga a los ingenieros, maestros de obra, alarifes y canteros. El detenido examen de su formación profesional, como del resultado de sus obras, permite conocer a los autores intelectuales y materiales de los puentes que adornaron Gran Canaria a lo largo de los siglos. En unos casos se habla de maestros canteros y pedreros, como se les llamaba antaño, y en otros de arquitectos e ingenieros modernos, todos los cuales pusieron lo mejor de sí para diseñar y proyectar unas obras que han perdurado hasta la actualidad

El presente estudio se completa con una pequeña colección de fotos de los puentes que aún perviven, que enriquecen sin lugar a dudas el contenido, con sus luces y sus sombras, y con algunas reproducciones de planos obtenidas de los proyectos de las carreteras y de los puentes que por su particularidad se alzaron con un diseño específico.

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