Nicolás cada día comprende menos a los adultos. No entienden que quiera comprarse cincuenta tabletas de chocolate o que si tiene una linterna, es para estar todo el tiempo alumbrando con ella. Sin embargo a ellos les parece tan normal regalarle continuamente juegos de la oca. Menos mal que los cambia continuamente con los amigos del colegio, que son estupendos...
Siempre es un placer reencontrarse con el humor y la ternura con que Goscinny y Sempé retratan a su travieso protagonista y a sus compañeros del cole: Alcestes, Rufo, Clotario…