Santiago Gil, escritor nacido en Gran Canaria, es ya un autor consagrado. Su libro "Música de Papagüevos" nos lleva a los recuerdos de su infancia y adolescencia a través de una serie de relatos recopilados que previamente había publicado en Internet.
Uno de ellos comienza con las siguientes palabras:
"Las calles olían siempre a potaje y a sotal. Cada casa proponía un viaje gastronómico diferente, y cada vecina limpiaba su trozo de acera como si fuera una parte más del pasillo o del corredor de su propia vivienda. Siempre había alguien baldeando o mandándonos a la otra acera para que no pisáramos lo mojado".