¡Qué doloroso es amar…!
¡Qué doloroso es amar...
y no poderlo decir!
Si es doloroso saber
que va marchando la vida
como una mujer querida
que jamás ha de volver.
Si es doloroso ignorar
dónde vamos al morir,
¡más doloroso es amar...
y no poderlo decir!
Triste es ver que la mirada
hacia el sol levanta el ciego,
y el sol la envuelve en su fuego
y el ciego no siente nada.
Ver su mirada tranquila
a la luz indiferente,
y saber que eternamente
la noche va en su pupila
bajo el dosel de su frente.
Pero si es triste mirar
y la luz no percibir,
¡más doloroso es amar...
y no poderlo decir!
Conocer que caminamos
bajo la fuerza del sino;
recorrer nuestro camino
y no saber dónde vamos.
Ser un triste peregrino
de la vida, en el sendero
no podernos detener
por ir siempre prisioneros
del amor o del deber.
Mas si es triste caminar
y no poder descansar
más que al tiempo de morir,
¡más doloroso es amar...
y no poderlo decir!
Vivir como yo soñando
con cosas que nunca vi;
y seguir, seguir andando,
sin saber por qué motivo
ni hasta cuándo.
Tener fantasía y vuelo
que pongan al cielo escalas,
y ver que nos faltan alas
que nos remonten al cielo.
Más si es triste no gozar
lo que podemos soñar,
no hay más amargo dolor
que ver el alma morir
prisionera de un amor
y no poderlo decir.