Lleno absoluto para disfrutar de la escritora madrileña Almudena Grandes, que estuvo acompañada por el autor Luis Junco en el encuentro literario más multitudinario que se ha celebrado hasta ahora en la Casa Museo Pérez Galdós.

De la decena que han tenido lugar en el ciclo ‘En este inmenso Atlántico que nos une’, que impulsa el área de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos del Cabildo de Gran Canaria con financiación de la Secretaría de Estado de Cultura del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de España, el de la pareja Grandes-Junco ha sido el único que ha colmatado de público los tres espacios dispuestos por el centro galdosiano.

Junco y Grandes durante su encuentro

Grandes reconoció que el primer libro que cayó en sus manos fue una ‘Odisea’ para niños que le regaló su abuelo cuando hizo la primera comunión, “que leí en primera persona del plural, porque un libro cuando te gusta mucho te trata de tú y te cuenta tu vida”. La autora señaló que su ambicioso proyecto literario sobre la guerra y la posguerra que inició con ‘Inés y la alegría’ lo ha podido escribir con mayor solvencia por su condición de historiadora y el empleo de una metodología de trabajo.

Almudena Grandes señaló que empezó su carrera literaria escribiendo de encargos para distintas editoriales. “Llegué a corregir el estilo de unos fascículos o manuales sobre punto de cruz. Toda esa etapa de mi vida está contada en mi libro ‘Atlas de geografía humana’ . Yo aprendí a escribir haciéndolo por encargo”, dijo. ‘Las edades de Lulú’ me permitió vivir la vida que yo deseaba. Siempre tendré un sentimiento de gratitud muy profundo con esa novela”.

Grandes explicó al público cómo planifica sus novelas a la hora de escribirlas. “Cuando escribo una novela lo que más preocupa es su estructura. Una novela es como una casa. Una novela bien estructurada y fea tiene el mismo arreglo que una casa bien construida y fea. Y una casa muy bonita pero mal cimentada termina cayéndose. La estructura es como la chica fea del baile. Nadie piensa en ella; es la gran ausente. Las novelas tienen que ser simétricas y tener un orden armonioso, sus capítulos similar número de páginas pero, más que nada, parecida densidad narrativa. Si una novela fuera una operación matemática tiene que dar como resultado cero o cien, no puede dar 33’7. Lo importante en la literatura no son las respuestas, son las preguntas. El terreno natural de la literatura es la emoción, por eso cuando leo un libro lo que busco es que me conmueva”, dijo.

Lleno absoluto en los tres espacios del museo

“Lo que me hace libre son mis lectores. Soy una escritora privilegiada por los lectores que tengo. Los lectores son un compromiso y por ello me siento responsable de lo que escribo. Los buenos lectores son resistentes y auténticos en una sociedad muy hostil para la literatura de calidad”, advirtió Grandes, que también valoró la situación del mercado editorial: “Desde que se han empezado a editar libros como longanizas se han producido fenómenos interesantes con respecto a la gente que los adquiere que vienen determinados por estudios de mercadotecnia de las editoriales que son las que impulsan los fenómenos literarios como ’50 Sombras de Grey’.

También hubo, como no podía ser de otra manera, referencias a Galdós, que junto con Negrín, confesó que eran dos de los hombres más importantes de su vida. “Lo que intentó Galdós durante toda su existencia fue explicarse este país. Escribió las novelas contemporáneas para explicar la España en la que vivía, y escribía los Episodios Nacionales para intentar saber de dónde venía la España en la que vivía. Su obsesión fue destripar el mecanismo infernal de España”, señaló Grandes, para quien “Galdós, si viviera nuestra época, hubiera determinado que la Guerra Civil es un conflicto que ha determinado la historia de España desde el momento que se produjo hasta la actualidad. La Guerra Civil española y la Segunda República son dos grandes momentos de la historia de la Humanidad. Se deben seguir escribiendo novelas sobre la guerra y la posguerra española, porque a pesar de lo que la gente suele decir cuando toma café en los bares, están llenas de historias muy poco conocidas”.

“Galdós inventó el modelo hace más de un siglo cuando escribió los ‘Episodios Nacionales’; inventó un artefacto literario que sigue siendo transitable y nadie se acuerda de él cuando se habla de la invención de la novela de no ficción en España. Galdós es muy moderno y me subleva mucho que haya pervivido tanto la anécdota de lo del garbancero. Galdós es muy solidario con sus personajes y manejó muy bien los caminos frontales y oblicuos”.

Grandes duda de la neutralidad del escritor. “La neutralidad no es un atributo del oficio del novelista. Un buen novelista nunca será panfletario y nunca será sectario porque eso se volverá en contra de sus intereses. En un panfleto no cabe la ironía, la sutileza, la duda, contradicciones… que son ingredientes fundamentales para que una novela salga bien. La objetividad es una quimera. Escribir es mirar el mundo y contarlo como tú lo ves, con tu ideología, sensibilidad, memoria y conceptos sobre lo que es bueno y malo, justo e injusto”, añadió.

 

 

 

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