Biblioteca Insular de Gran Canaria
En su quinto encuentro de 2015, previsto para este viernes, 8 de mayo, a las 18.00 horas, El Club de Lectura del Cómic Las Ranas de la Biblioteca Insular (C/ Remedios, 7, Las Palmas de Gran Canaria) coordinado por Luciano Díaz, abordará los valores del cómic ‘El Eternauta’, un clásico de 1957 de procedencia argentina que narra la invasión a Buenos Aires y la lucha por la resistencia, fruto de la mente de los recordados autores Hector Gérman Oesterheld (1917-1977), y del genial dibujante, Francisco Solano Lopez.
Publicada por primera vez en la revista "Hora Cero" en el año 1957, se convirtió desde ese mismo momento en todo un fenómeno que ha sido relanzado, reeditado y leído por muchas generaciones. La citada historieta de ciencia ficción creada por el guionista Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López ha sido objeto de frecuentes análisis y controversias. También ‘El Eternauta’ se convirtió durante los años de la dictadura en Argentina en todo un símbolo de la lucha y aspiración por un país más justo y democrático. Aun hoy, ‘El Eternauta’, un hombre llamado Juan Salvo, que, vestido con una especie de traje de buzo, lucha en las calles de Buenos Aires contra una invasión extraterrestre, aparece en actos políticos de la izquierda peronista y en pintadas en las calles porteñas, como un símbolo de los años 70, reivindicados por las juventudes kirchneristas.
Como apuntó en una ocasión Solano López, ‘El Eternauta’ "fue, además de una especie de ejercicio de anticipación de la entrega que el país iba a vivir décadas después. Creo que fue un acto casi inconsciente, tanto de parte de Héctor Oesterheld como de parte mía, en el contexto de los años 50, claro. Héctor era un antiperonista furioso, un liberal, con ideas socialistas, de izquierda -como también podía serlo yo, sin estar afiliados a ningún partido-, donde más o menos todo intelectual se sitúa, con una visión popular y de justicia social, y de comprensión de los fenómenos históricos que obedecen a las presiones de los países más ricos".
La primera versión de ‘El Eternauta’, ilustrada enteramente por Solano, tuvo un éxito formidable, aunque es probablemente ‘El Eternauta II’, publicada en 1976, la que más impacto tuvo. Los textos de la nueva historieta eran más agresivos y de carácter más político, como reflejo de las ideas del guionista, Hector Gérman Oesterheld, que militaba en la organización armada Montoneros y que escribió la mayoría de esos textos desde la clandestinidad. ‘El Eternauta’ se convirtió en el líder de la resistencia que luchaba para liberarse del sometimiento al invasor.
Oesterheld fue capturado, desaparecido y asesinado probablemente en 1977, al igual que sus cuatro hijas, de 25, 24,19 y 18 años de edad, que también eran militantes montoneras y que también fueron secuestradas en diferentes operaciones militares. Solano logró que su hijo Gabriel, también detenido, fuera enviado a una cárcel común, de donde consiguió sacarlo para huir inmediatamente a España y, después, a Brasil. En su exilio, el dibujante Francisco Solano Lopez siguió creando personajes y nuevos cómics. Ilustró algunos cuentos de su hijo y creo la serie ‘Ana y las Historias Tristes’; puso también su pluma al servicio de una versión en cómic de investigaciones del periodista Rodolfo Walsh, muerto igualmente durante la dictadura.
La historieta ‘El Eternauta’ también ha estado sometida a complicadas peleas y debates sobre los derechos de autor de la serie, cuyos guiones retomó Pablo Maizegui.
Para el argentino Fernando Ariel García, escritor, periodista e investigador de narrativa gráfica desde hace más de veinte años, ‘El Eternauta’ es más que “una historieta, mucho más que el mejor relato de ciencia-ficción que haya generado el cono sur de América. Hace rato que ‘El Eternauta’ ha dejado de ser una entidad para convertirse en rasgo de identidad nacional. Icono representativo de las luchas sociales en pos de un mundo más libre, más igualitario, más justo, más lindo de ser vivido. Representa una utopía, por supuesto. Y si es cierto lo que dice Galeano (que creo que lo es), la utopía está en el horizonte y sirve para hacernos avanzar. Por eso resulta tan interesante que la imagen apropiada como bandera por el pueblo sea aquella del Eternauta caminando bajo la nevada. Avanzando hacia. La idea del movimiento perpetuo como estadío de permanente construcción. No creo que haya mucho secreto detrás de su mito. ‘El Eternauta’ está visto como una continuidad del compromiso de Oesterheld y Solano López para con sus ideas, en un país donde no sobran las figuras que sean ejemplo de coherencia, que hayan sostenido con el cuerpo aquello que escribieran con las manos”.