Biblioteca Insular de Gran Canaria
La Biblioteca Insular del Cabildo de Gran Canaria (Calle Remedios, 7. Las Palmas de Gran Canaria) celebra, por noveno año consecutivo, los días 30 y 31 de octubre, una peculiar sesión de terroríficos cuentos poco antes de la medianoche (22.30 horas) organizada con ocasión del Día de los Difuntos. La propuesta ‘Cuentos de Miedo’ se desarrollará en el espacio de la Cafebrería, ubicada en la planta alta del mencionado centro, con la participación en esta ocasión de la narradora abulense María Buenadicha y el colombiano Nelson Calderón.
La experiencia persigue –coincidiendo con las fechas cercanas al Día de los Difuntos- ofertar a la ciudadanía (público adulto mayor de 18 años) una propuesta lúdica y cercana al libro, inspirada en el registro de la literatura fantástica y de terror, a través de la narración oral, una actividad que tiene en el mencionado centro que gestiona el Cabildo grancanario un notable predicamento y se manifiesta en otras ofertas como ‘La hora del cuento’, ‘Tómate un cuento’, ‘Cuentos eróticos por los rincones de Vegueta’, ‘Patios con Rima’ o su popular y veterano Maratón de Cuentos.
En estos ocho años de celebración de Cuentos de Miedo, ha sido una veintena de narradores los que han aterrorizado con sus cuentos al público que abarrota cada año el espacio en el que se desarrolla esta actividad. El aforo está a limitado a 150 plazas por sesión, que previamente deben ser solicitadas por los interesados al teléfono 928. 38.26.72 de la Biblioteca Insular.
La cuentista de 36 años María Buenadicha, que reside en Gran Canaria desde hace un tiempo, es una asidua colaboradora de las actividades programadas por la Biblioteca Insular desde el año 2007. Desde ese mismo año, Buenadicha ha desarrollado buena parte de su actividad en el teatro físico y antropológico, indagando en un método de trabajo personal basado en un entrenamiento físico y vocal, que después traslada al arte escénico, siguiendo principios relacionados con Jerzy Grotoswski, Eugenio Barba y Antonin Artaud, entre otros. Durante dos años (2009-2011) trabajó dentro del proyecto ‘Aprender competencias básicas para la vida’, promovido por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria el Cabildo, usando el teatro como herramienta psicopedagógica en distintos colegios públicos. Ha trabajado con distintos colectivos internacionales en diferentes proyectos artísticos.
Según la cuentista “los cuentos guardan siempre una enseñanza en sus finales y su gran valor reside en que se han transmitido de generación en generación”. En estos tiempos complicados pueden ayudarnos a “evadirnos de la realidad”, señala. “Pueden contemplarse como fantasías que pueden llevarnos a otros lugares en los que nos olvidamos de lo que no nos gusta de la vida que tenemos”.
Nunca pensó que los cuentos llegasen a ser su sostén de vida. Ahora María Buenadicha no para, y es reclamada por infinidad de centros escolares y bibliotecas en las que interviene contando sus historias. “Las palabras y la voz del narrador es lo que lleva al que escucha a activar su imaginación y a llenarla de imágenes, porque las palabras son las que dibujan estás imágenes, que a su vez despiertan sensaciones, pensamientos, recuerdos”, añade.
Por su parte, el narrador y escritor colombiano Nelson Calderón (cuentero como a él le gusta denominarse) llegó a España para realizar estudios de postgrado de Arquitectura, pero optó finalmente por la palabra “para perpetuar el viejo y maravilloso arte de escribir y narrar historias”, señala. Tiene publicados los libros ‘Cuentos de amor y mal amor’ (2003), ‘Las colas del inmigrante’ (2007) y ‘El comprador de soledades’, y ha recorrido y actuado en los últimos veinte años en multitud de espacios cívicos y centros culturales de medio mundo, defendiendo la vigencia del cuento, una forma de expresión que, a su juicio, «siempre tendrá una vigencia capital porque la sociedad desde el principio de sus orígenes siempre ha necesitado chamanes y juglares modernos como propulsores de su imaginación colectiva”, advierte el colombiano que aparcó su vida como arquitecto y decidió dedicarse a contar historias.
Se define “cuentero a tiempo completo, subiendo al cielo para hablar con San Pedro, bajando al infierno para entrevistarme con el diablo, conociendo a una muerte enamorada, rodando por un césped transformado en pelota de fútbol, caminando con la Madremonte por las selvas de mi tierra. En fin, contando mis historias llenas de mitos, leyendas, amores posibles e imposibles, humor, cuentos de mi cosecha llenos de realidad y fantasía, para niños, adultos y todo aquel que se quiera aventurar a soñar”, dice Nelson Calderón.