Casa Museo Pérez Galdós

Lola Salvador

La veterana guionista, productora y guionista catalana Lola Salvador impartirá en la Casa Museo Pérez Galdós (calle Cano, 6), entre el 14 y el 17 de junio, el taller denominado ‘De cómo contar en imágenes la ficción y la no-ficción. Introducción a la narrativa audiovisual’. Salvador es una de las guionistas más respetadas de profesión, y muchos de los actuales directores y guionistas españoles se consideran sus discípulos.

Salvador, de 78 años, que obtuvo hace dos años el Premio Nacional de Cinematografía, posee una larga trayectoria como maestra de cineastas, que se ha manifestado con su compromiso constante con la creación cinematográfica y el cine en el ámbito educativo, así como con la defensa colectiva del sector y los derechos de los creadores. Ha sido la guionista de títulos de referencia del cine español, entre los que destacan, ‘El crimen de Cuenca’, de la que escribió la subsiguiente novela), ‘Bearn o la sala de las muñecas’, ‘Las bicicletas son para el verano’, ‘Tierno verano de lujurias y azoteas’, ‘Manolito Gafotas’ y ‘Salvajes’, ópera prima de Carlos Molinero que también produjo y con el que obtuvo el Goya al mejor guion adaptado. Solo dos guionistas en sentido estricto han recibido el citado Premio Nacional de Cinematografía, Rafael Azcona y ella.

Una de las leyendas que rodean a Salvador asegura que fue la inventora de los nombres de Epi y Blas en la versión al español de ‘Barrio Sésamo’. La guionista, que lidera la lucha por el reconocimiento de la labor del sector, avanza que “la gente aún no sabe bien a qué se dedica el guionista, y casi es mejor que no lo sepan, porque nos venderían troceados en las promociones de películas como preferentes o como carne", bromea la barcelonesa “Aún queda batalla que dar. Solo que la gente se lea sus contratos ha supuesto mucho esfuerzo. Llevamos mucha desventaja en ese apartado con respecto a otros países europeos, como en tantas otras cosas: educación, cultura...”

Dolores Salvador Maldonado nació en Barcelona en 1938. Tras una carrera de guionista en la radio, pasó a la televisión, escribiendo capítulos de Serie rosa o ‘Barrio Sésamo’. En el teatro adaptó en 1984 clásicos como ‘La gata sobre el tejado de zinc caliente’, de Tennessee Williams, y ‘Espectros’, de Henrik Ibsen, en 1993.

Lola Salvador ha escrito una trilogía de novelas, ‘El olivar de atocha’, que relata la historia de una familia de Madrid en el primer tercio del siglo XX y hasta el estallido de la Guerra Civil.

La guionista recomienda a aquellos que deseen entregarse profesionalmente a la escritura de guiones, que “se formen en la vida y que vivan. Dentro de esa vida, es bueno que escuchen al del lado, que lean el periódico, que vayan a museos, que vean lo que hacen otros artistas para conectar con la gente, y que tengan resistencia. Además, tienen que averiguar si realmente la elección de dedicarse a contar historias tiene sentido para ellos. Les recomendaría que no sean ególatras, que la misma visión crítica que tienen para con los demás la tengan para sí mismos. Es un enorme privilegio vivir contando historias”, añade.

La guionista catalana Lola Salvador

Según explica Salvador “una historia es a veces como un fogonazo y tienes que desarrollarla, encontrarle una duración adecuada, hallar el conflicto y su dimensión. Puede que un conflicto lo puedas condensar en tres imágenes y darte cuenta de que el corto es el formato más idóneo; o puede ser otra historia que dure varias horas, que se desarrolle a lo largo de varios años. Es imprescindible que a ti como narrador te impacte, que tenga la suficiente carga para que tú la trabajes y veas qué puedes hacer con ello. Que creas, además, que hay un espectador al que puedes contarle eso”.

La guionista sostiene que “tienes que sentir la llamada de la historia, que a veces es misteriosa, y se te queda en la cabeza. El escritor es como un bicho con unas antenas que recoge esas historias, hilvanadas de forma misteriosa, que empiezan con una imagen, con una frase, con una luz distinta… Es necesario encontrar una historia que no te aburra, que no te agote, que aunque se haya contado muchas veces de varias maneras, contenga algo que te haga seguir apasionado por ella. Siempre son las mismas historias, pero deben tener la suficiente fuerza para ti, como un chicle espeso que por mucho que lo masques siga teniendo sabor”, concluye.

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