Enrique Torres Curbelo, nacido en Las Palmas de Gran Canaria. Becario de la Residencia de Alto Rendimiento J. Blume de Barcelona. Licenciado en Ciencias Políticas y Económicas por la Universidad de Barcelona. Profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Funcionario de la Administración Pública del Estado por oposición. Jefe de Servicio en la Consejería de Economía y Hacienda. Concejal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria (1983-1987). Director General del Gobierno de Canarias en la Consejería de Economía (1989-1991) y en la Consejería de Industria, Comercio y Consumo (1993-1996). Se presentó a un concurso literario en Valencia en 2020, con la novela “Tierra de Extremos”, y en 2021 publicó “Israel es más que un País”.
El próximo miércoles 15 de febrero, a las 18:30 horas, la Biblioteca Insular de Gran Canaria acogerá la presentación de su nuevo libro “El futuro de Venezuela”. Una novela de ficción que anticipa futuras historias de este país en 2050: un gobierno imaginario liderado por el hijo de Nicolás Maduro, conocido como Nicolás II. Esta obra se puede adquirir en la librería de Cabildo, en la calle Cano, número 24.
“La emigración canaria fue la emigración de la pobreza”
¿En qué se inspiró a la hora de escribir El futuro de Venezuela? “Siempre debo tener una motivación especial para escribir sobre algo. He estado varias veces en Venezuela y en una de esas ocasiones, cuando era director de Economía, recorrí parte del país con el que era presidente del Gobierno en aquel momento, Lorenzo Olarte. Eso fue durante 1989, cuando Carlos Andrés Pérez era presidente. En ese tiempo, la Asamblea Nacional lo delató como corrupto por el dinero que había desviado hacia bancos colombianos. De forma que percibí un país empobrecido con gente arruinada, que atravesaba una crisis económica muy dura y mucha gente que lo vivió era de procedencia canaria. Posteriormente, por casualidades de la vida, en 1994 volví a Venezuela con Rafael Caldera y presencié una crisis financiera terrible. Se cerraron los mayores quince bancos del país y el Gobierno tuvo que inyectar una liquidez de más de 6.600 millones de dólares y hacerse cargo de los depósitos de algunos clientes, para ayudar a mantener en pie el sistema económico que en ese momento estaba endeudado. En ambos momentos el precio del petróleo era económico, con lo cual, el PIB del país era bajo. Había una situación de paro alto y, en concreto, al final del mandato de Caldera, que fue en 1999, y con la llegada de Hugo Chávez, el índice de pobreza era de 42%. Chávez, por su parte, hizo cosas buenas y otras no tan buenas, pero se preocupó por la gente desfavorecida y logró bajar la tasa de paro hasta el final de su mandato. Cuando falleció en 2013, el paro se redujo al 27%. Todas estas circunstancias me llevaron a escribir esta novela y siempre que escribo sobre algo tengo que haber estado en ese lugar porque necesito ese marco de referencia, el haberlo vivido, aunque sea en momentos puntuales”.
¿Por qué ubica la historia en el año 2050? “Ese traslado en el tiempo me hace ver la historia de Venezuela con una perspectiva más amplia. Me detengo en los gobiernos anteriores para poder explicar el futuro de Venezuela inventando doce personajes de procedencia canaria que desarrollan sus vivencias e ilusiones, ya que la emigración canaria fue la emigración de la pobreza”.
¿Cuál es la esencia de su obra? “Las relaciones entre Canarias y Venezuela siempre han sido muy importantes. Los canarios le debemos mucho a Venezuela y Venezuela creo que le debe mucho a los canarios. En la actualidad casi 500 000 españoles viven en España y el 20% de esos españoles son canarios. He escrito el libro porque es como si tuviera una deuda con los emigrantes canarios. Mi padre fue un emigrante en África, era perito agrícola, pero estuvo casi treinta años viviendo en África negra y yo sé lo que es vivir lejos de casa”.
¿Hay algo que nos pueda adelantar sobre el argumento y personajes?
“De los doce personajes, cinco son mujeres y el resto varones. Entre ellos, hay cinco vinculados al sector petrolero de la empresa pública, de manera que la historia se desarrolla en un marco energético, pero cuenta además con vivencias como reflejo de la vida en Venezuela. Por ejemplo, una de las historias describe cómo un pandillero rechaza una vida destinada a la explotación sexual para ser acogido por una pandillera que le ayuda a alejarse de ese mundo de la delincuencia. Estudia para ser penalista y llega a ser un gran abogado. Desde ese instante, la novela ilustra sus labores como profesional que defiende a las personas encarceladas de Colombia y Venezuela. Con lo cual, se describe el mundo de la delincuencia y la vida en la cárcel”.
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