Para la pintora y poeta María Castro, el sur era un paisaje sentimental, pero también una entelequia, la memoria de toda una vida. La veterana pintora y escritora ingeniense, viuda del querido poeta Juan Jiménez, falleció en la madrugada de este martes, día 25 de abril, en Las Palmas de Gran Canaria. A sus 80 años, seguía pintando cada día, pero también escribiendo y, sobre todo, recordando. La Consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Guacimara Medina, lamenta su repentino fallecimiento y recuerda que su última exposición se llevó a cabo en la Casa-Museo León y Castillo de Telde, al tiempo que ha valorado la activa trayectoria y aportación de la creadora en el contexto de la cultura realizada por mujeres en Canarias.
‘Paisajes del sur de Gran Canaria’ recuperó 26 miniaturas al óleo que recogían la esencia del característico paisaje meridional isleño. La muestra se inauguró el día 26 de enero y permaneció abierta al público hasta el pasado 19 de marzo.
Irina Jiménez Castro, hija de la artista, avanzó que el sepelio tendrá lugar este miércoles, día 26 de abril, a partir de las 11:30 horas, en el tanatorio de Mémora, en Miller Bajo. María Castro también era madre de la escritora y periodista Nadia Jiménez.
Su hija Irina escribió sobre su madre en la hoja de sala de la exposición ‘Paisajes del sur de Gran Canaria’: “Para todos los que la conocemos y seguimos su trabajo nos resulta habitual esperar ese algo curioso y novedoso con el que María Castro consigue siempre sorprendernos, porque su obra no sigue unas pautas previsibles, abarca una temática amplia y variada, como no podía ser de otra manera tratándose de una artista de inmensa creatividad”, afirmaba orgullosa Irina Jiménez.
En la muestra, la autora evocaba sin artificios ni adorno alguno la autenticidad de lo esencial en los paisajes del sur de Gran Canaria, vivencias reales que han quedado atrapadas en la memoria de la artista y que encuentran un nuevo cauce para mostrarse ante el espectador con esa luz tan característica en toda su obra.
“Con el Sur, todo comenzó con aquella primera exposición individual sobre paisajes”, explicaba Irina Jiménez. “Ya entonces se apreciaba algo diferente en su obra, eran paisajes que transmitían vida, tenían alma. El sur siempre ha estado presente en su personalidad y en su obra, como no podía ser de otra manera, y siempre de la mano del poeta Juan Jiménez, que ha evocado y recitado como nadie el sentir de ese sur sufrido, trabajador y luchador”, relata refiriéndose a su padre, el recordado poeta ingeniense.
Toda una vida junto a Juan Jiménez
La influencia de la vida y obra del escritor en la vida de María Castro es incuestionable, porque, sin esa influencia del que fue y será siempre “su compañero de vida”, no puede entenderse la creatividad de la artista, como tampoco pueden entenderse sus respectivas obras sin la presencia constante del sur como concepto que marcó para siempre sus vidas y ha dejado una huella imborrable en sus obras.
María Castro (Gran Canaria, 1943) cuenta con una dilatada trayectoria artística. Viuda del añorado poeta ingeniense Juan Jiménez, estudió Magisterio y se dedicó un tiempo a la enseñanza. Como pintora, tenía 24 exposiciones individuales y 12 colectivas en su haber. Era autora del Tarot Isleño, que se editó en 1998. Su primer libro de poemas, ‘El camino que viene es el que va’, fue publicado por un grupo de amigos en 1974. Tiene publicada una segunda obra poética, ‘Más muescas en la memoria’ (Anroart, 2007) y varios poemarios aún inéditos.
Su primera exposición de pintura individual fue en la Sala Cairasco (actual CICCA) en 1980, también con una muestra de paisajes. De manera colectiva, ha expuesto sus obras junto a artistas tan destacados como Jane Millares o Tony Gallardo.
El escritor Emilio González Déniz escribió sobre ella: “María Castro es una artista muy difícil de encuadrar, porque participa de muchas líneas expresivas, que convergen en una manera peculiar de enfrentarse a la pintura. Su trayectoria plástica es muy larga, lleva décadas realizando exposiciones individuales y participando en colectivas. En unos momentos se podrán encontrar elementos naïf, en otros, expresionismo, memoria del impresionismo o figurativismo, tratado desde una visión personal. Y todo va convergiendo poco a poco hasta que, en los años 1996-97, se materializa en un estilo expresivo propio e inconfundible”.