2000 Trapiello y Gil defienden la modernidad y vigencia de Galdós

Casa Museo Pérez Galdós

 Gil y Trapiello ante Galdós

La producción literaria del autor de los ‘Episodios Nacionales’ y sus múltiples valores como emblema capital de las letras españolas, capitalizó por completo el encuentro que mantuvieron ayer jueves en la Casa Museo Pérez Galdós, el novelista leonés Andrés Trapiello y el grancanario Santiago Gil.

Fue el segundo de los encuentros literarios programado dentro del programa denominado ‘En este inme 2000 nso Atlántico que nos une’, organizado por el Cabildo grancanario con el patrocinio de la Secretaría de Estado de Cultura del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de España.

Ambos escritores no escatimaron elogios hacia la magna obra de Pérez Galdós y defendieron los valores de su universalidad, así como la dimensión que cobra en el ámbito de las letras europeas, a la vez que posicionaron su literatura a la altura del rango de otros grandes autores del momento como Balzac, Dickens, Zola o Flaubert.

Los dos igualmente coincidieron en afirmar que la materia narrativa de Galdós, recogida en su amplia obra gracias a su productividad infatigable, sería la vida misma que sucedía a su alrededor. Sus ilusiones y sus desengaños progresistas, su escándalo ante la corrupción y la injusticia, su desaliento por las oportunidades desperdiciadas y los errores repetidos en el devenir del país, se entretejen en las vidas de sus personajes con una soltura técnica y consumada.

Trapiello confesó que empezó a leer a Galdós motivado precisamente por el rechazo que el novelista canario generaba en una buena parte de la modernidad cultural española durante el final de siglo pasado. “Entonces fue cuando confirmé que la literatura de Galdós era un gran estímulo”, dijo. Una injusta animadversión generada por intereses políticos y literarios, cuyo origen Trapiello explicó magistralmente a un público atento que llenó los dos espacios dispuestos por el centro museístico para esta segunda entrega. 

“Galdós ha debido pasar un purgatorio de casi setenta años, aunque en los últimos cuarenta años se ha modificado mucho la percepción y sensibilidad hacia su obra, gracias a infinidad de estudiosos y catedráticos vinculados a las universidades de medio mundo que han avanzado novedosas reflexiones críticas sobre distintos aspectos su producción. La gente olvida los prejuicios y empieza a valorar la dimensión de su producción, pero su lectura llegó a ser vergonzante en muchos círculos y cenáculos literarios del país”, señaló Trapiello.

“Sabemos muchas menos cosas de Cervantes que de lo que sabemos del Quijote, porque Cervantes ha contado más de su personaje que de sí mismo. Lo mismo ocurre con Galdós –dijo-, porque sabemos hoy más de Fortunata que del propio Galdós. La grandeza de Galdós es que sus personajes podemos reconocerlos en la vida como personajes reales, y eso es lo que lo hace diferente al resto de otros escritores”.

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