2000 Auladell: “La tecnología sigue sin dar un producto que sea realmente un sustituto del libro ilustrado”

El ilustrador Pablo AuladellEl ilustrador Pablo Auladell y el escritor Javier Sáez Castán ganaron recientemente por unanimidad la séptima edición del Concurso Internacional de Álbum Ilustrado que convoca el Cabildo de Gran Canaria, a través de la Biblioteca Insular, con la colaboración de la editorial catalana A Buen Paso, con la obra 'Dorothy'. El jurado del citado concurso valoró en la obra ilustrada por Pablo Auladell la gran calidad tanto del texto como de las ilustraciones de esta historia que aborda la adopción de un pequeño tornado por parte de un matrimonio, que se ambienta en el mundo ficcional de 'El mago de Oz' para crear una nueva ficción propia. Enm esta entrevista Auladell habla de su trabajo y de su vinculación con Javier Sáez.

¿Puede avanzarme cuáles son las señas de identidad estética que a su juicio cree que definen su trabajo como ilustrador?

Hay dos maneras de posicionarse: en la corriente de una moda o en la corriente de un río, dejándose sedimentar por toda la tradición que viene de lejos. Yo escogí el río y me concentro en que esa corriente pase a través de mí con naturalidad.

¿Cuáles han sido sus ilustradores o autores de referencia por los que siempre se ha sentido atraído?

Aunque he acabado haciendo cosas muy distintas, yo quería ser Giraud y dedicarme a dibujar cómics del Oeste.

¿Qué importancia otorga y desde qué perspectiva trabaja el texto de Javier Sáez Castán en 'Dorothy', título ganador del concurso Álbum Ilustrado Biblioteca de Gran Canaria? ¿Había colaborado con anterioridad con Castán en algún proyecto anterior?

Le conozco y le admiro desde hace ya muchos años pero nunca antes habíamos hecho un libro juntos. Castán es seguramente el mejor escritor de Literatura Infanto-juvenil que tenemos en España. Cuando me mostró "Dorothy", me bastó con leer los primeros párrafos para saber que tenía la oportunidad de trabajar un texto extraordinario lleno de inteligencia, ironía e intención. Y hay pocas oportunidades de trabajar con un material así últimamente en el ámbito de la Literatura Infanto-juvenil.

¿Cómo definiría 'Dorothy' si le solicitaran una breve reseña promocional de este título?

Es una historia disparatada sobre un matrimonio de granjeros de la América profunda y un pequeño tornado al que llaman Dorothy e intentan adoptar, y que cambiará sus vidas para siempre.

Una imagen del ábum ilustrado Dorothy

Cuando usted ilustra una obra, ¿desde qué premisas y exigencias se imagina a su destinatario?

No me imagino al destinatario sino que es el texto el que me da todas las claves y trato de crear unas imágenes adecuadas a su intención, a su carácter, a su tempo... Me posiciono en una lectura visual de entre las muchas posibles y trato de convencer al lector de que es la mejor.

Según los analistas, los álbumes ilustrados parecen estar viviendo una dulce etapa en el contexto de la edición, logrando saltar la barrera de la edad, los géneros y, también, los números. ¿A qué cree que se debe este resurgimiento en nuestro país?

Me parece que los motivos son, sobre todo, comerciales. De algún modo, debido al éxito de un libro ilustrado en particular, las editoriales comprendieron que las ilustraciones otorgan al producto libro una singularidad que lo diferencia y le da más valor. Cuando el mercado detecta que una mercancía genera oro, procede de inmediato a su dignificación para que produzca mucho más. De ahí que, de un tiempo a esta parte, la ilustración haya sido reconocida como arte y los ilustradores como artistas, se realicen entrevistas, se reseñen libros ilustrados...

Algunos han indicado que este éxito se basa en una concepción distinta del niño, del adulto y de la lectura. ¿Está de acuerdo con esta observación?

En ese sentido, en todo caso, creo que se trataría de la llegada al rol de padres (los padres son en última instancia los que compran los libros a los niños) de unas generaciones con mayor cultura visual que las anteriores y educados en ambientes más distendidos y con una visión muy distinta sobre la cultura popular. Una sociedad con padres que han prolongado mucho su infancia y adolescencia, que guardan su recuerdo muy vivo y que gustan de revivirlas con sus hijos.

¿Cuál es en su opinión la mayor amenaza del álbum ilustrado en estos tiempos? ¿Las tabletas y los nuevos dispositivos y soportes digitales? ¿El nuevo universo tecnológico y las nuevas vías de comunicación del lenguaje que, según muchos, está aniquilando la memoria conceptual de las nuevas generaciones de futuros lectores?

Sin duda, la pedagogía boba y el buenrollismo, que han ocupado el lugar de la Literatura, la cual nada tiene que ver con todo eso. La consecuencia es que escritores del calibre de Castán han visto su obra ignorada y sepultada bajo toneladas de teletubis, cuentos para dejar el chupete sin traumas y libros con cubiertas de peluche y páginas masticables con sabor a frambuesa. Lo de la cosa tecnológica no es una amenaza. Es una realidad. Pero por ahora sigue sin dar un producto que sea realmente un sustituto del libro ilustrado. Los productos en pantalla que tratan de emular al álbum ilustrado se quedan a medio camino entre el videojuego y la animación. Lo que finalmente salga, después del proceso de imitación, que se ha dado también en otras dicotomías como teatro/cine, radio/televisión, etc., será algo distinto al libro y totalmente adecuado al nuevo medio. No será un libro ilustrado, en fin, por lo que no termino de ver esa asociación entre el triunfo de lo digital y la desaparición del libro. Precisamente creo que es el hecho de ir ilustrado lo que hará que sobreviva el producto libro en papel.

¿Cuáles son los retos o desafíos que debe superar el libro ilustrado?

En España, pese a esta etapa dulce que usted apuntaba, la mayoría de la sociedad sigue percibiendo el texto con imágenes como algo infantil o de dificultad menor. Para cambiar esto, habrá de cambiar primero la espantosa educación artística y literaria de nuestros niños y, aún más grave, de nuestros maestros y estudiantes de magisterio.

Imagen del Concurso Internacional de Álbum Ilustrado

¿Cómo contempla el momento que vive la ilustración infantil y juvenil en España? ¿Cree que la dimensión creativa y la capacidad profesional de nuestros creadores (altamente valorada en el exterior) se refrenda luego en nuestro país con el endeble (que no digo que meritorio) entramado editorial que sustenta a este género?

Vive un momento dorado algo engañoso porque el oro sigue sin revertir en el autor como debiera. Realizar un buen álbum ilustrado es un trabajo que se prolonga durante meses pero los anticipos que pagan las editoriales son ridículos, en todo caso insuficientes para que un autor pueda mantenerse exclusivamente realizando un solo proyecto durante todo ese tiempo, porque estamos hablando de tiradas de no más de dos mil ejemplares. Y en la mayoría de los casos, son libros que no se vuelven a reeditar ni se logran vender al extranjero.

Este libro suyo y de Castán será editado por la editorial 'A buen paso'. ¿Qué puede contarme sobre la línea y el catálogo de ésta editorial, si la conoce?

Yo estoy muy contento de poder trabajar con esta editorial; fue uno de los alicientes que tuvo para mí el concurso, el tener la posibilidad de publicar un álbum en ella. Es una editorial que cuida mucho los detalles que considero indispensables, como un buen diseño gráfico, un buen papel... Y Arianna Squilloni trabaja también con mucha voluntad el tema de la venta de derechos al extranjero, cosa para la que son muy torpes las editoriales españolas, nutridas en exceso de obras de otros países pero muchas veces incapaces de vender fuera nuestras creaciones.

¿Es usted de los que desprecian que se identifique álbum ilustrado con literatura infantil?

No, al contrario, me parece un género fundamental de dicha literatura. Escribir un buen texto para álbum es una tarea extraordinariamente difícil, pero encuentro de un placer incomparable leer un álbum donde eso ha quedado conseguido. Otra cosa es que haya en el mercado álbumes con buenos textos. No abundan, desde luego. Los de Castán y muy, muy pocos más.

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