El azar. Suele ser inquietante el significado que le damos a esta palabra. Pero, culturalmente hablando, (claramente no voy a profundizar en misticismos), juega un papel determinante a la hora de prefigurar cuales son los libros, las poesías, las canciones, películas...favoritas de unos.
Con independencia que un libro sea o no una obra maestra, hay momentos de la vida en que su lectura pueda marcarte para siempre (¿estáis de acuerdo jóvenes universitarios, ahora que vivís vuestro momento Kerouak, Ginsberg y generación beat...? -entre otros-).
Soy mujer, o sea debo afirmar que hay que leer "Love Story" con 15 años, pero no el "Ulises" de James Joyce (bueno.....a ver a qué edad hay que leerlo para entenderlo....). La comparación me ha salido un poco mal, pero tampoco creo sea aconsejable adentrarse en las páginas de Dante antes de la veintena, aunque nuestro sistema educativo así lo establezca. ("El Quijote" quizás en España).
Por eso me sentí absolutamente subyugada con la lectura de "El barón rampante", leído en la adolescencia (metáfora de rebeldía...), aunque, la reciente re-lectura me ha resultado mucho mas enriquecedora y…,¿por qué no?, un casamiento más maduro con la insubordinación, reflexionando ideas dispares sobre el capitalismo (Adam Smith, ¡va a por ti!) y sobre esta sociedad tan pobre de ideas e ideales que literalmente, ¡da pena!
La historia, supongo, será para algunos conocida: Cosimo Piovasco, Barón de Rondó, hijo y heredero del Barón de Rondó, a sus 12 años, en seguito a un acto de rebeldía por la ingesta de caracoles, los que al día de hoy son comida gourmet..., decide dejar a su familia "friki" (jajaja, que bien suena esta palabra en el año 1700) y empezar una nueva vida subido a los arboles.
¡¡¡A tomar por saco su madre prusiana, su noble padre y su tío abogado!!! Cosimo ya no bajará de los arboles, se convertirá en el "Tarzan" de los Alpes, amo y señor de los bosques de la zona (y de su vida), aunque siempre integrado en su sociedad, en donde, su supuesto aislamiento se transformará en metáforas de conocimientos filosóficos, literarios, científicos, botánicos, de ingeniería, donde, rodeado de una sociedad masónica sabrá también disfrutar de un amor platónico y carnal con Viola, doncella de grandes convicciones, pero caprichosa y engreída.
Esta novela simplemente genial, fantasiosa, paradójica, con el lujo incluido de un encuentro de Cosimo con Napoleón, parodia al estilo moderno de "la noche de la comedia" de la Sexta, retratando alegóricamente el encuentro entre ¡Diógenes y Alejandro Magno!
Una novela para sentirnos vivos, jóvenes, luchadores, soñadores: una reivindicación a la utopía, a la rebeldía, al inconformismo.
Hay muchas higueras en Canarias, ¿verdad?
No sé si construirme mi "nido" en las ramas de una de ellas.
Silvia Francoli