Sinopsis
Una extraña epidemia de ceguera blanca se expande por la población. No se sabe nada sobre su forma de transmisión, así que las autoridades deciden hacinar a los mismos en un edificio a las afueras de la ciudad bajo la rigurosa vigilancia del ejército. Se convierten en apestados. Esta medida propuesta por el gobierno no sirve sino para crear más miseria de la que ya existe. Resulta imposible contener la enfermedad, y las calles acaban llenándose de multitud de ciegos. Se crea un ambiente agobiante.
Tanto los que están en cuarentena como los que vagan por la ciudad se enfrentan a lo más primitivo del ser humano despertándose el instinto de supervivencia.
Opinión:
José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, escribió este ensayo que encierra lo mejor y lo más mezquino de nosotros mismos. Nos lanza preguntas: ¿Es posible que aún teniendo ojos que ven seamos ciegos?. ¿Qué clase de sociedad somos?.
Muchas de las reflexiones dentro del relato hacen referencia a la condición humana cuando no hay una autoridad definida que gobierne y coordine. Esto fomenta que las necesidades personales se antepongan al bien común cuando el objetivo es sobrevivir. La fórmula para evitar el caos es la responsabilidad social del que ve, ser solidarios y fomentar el amor con mayúsculas. También nos avisa sobre el peligro de la maldad.
Este libro por su complejidad no es apto para todos los públicos. Es una lectura densa, pausada, en la que los personajes son anónimos, y la prosa no sigue los esquemas convencionales. Son bloques de texto (habituales en este autor) pero la calidad del argumento hace que no puedas dejar de pasar las páginas.
Se lo aconsejo a los amantes de la crítica social y la exploración del ser humano. El lector se dará cuenta en el transcurso de la narración de que las miserias de la humanidad son invisibles para la propia humanidad.
Virginia Rodríguez