La tempestad es una de las últimas obras de Shakespeare, escrita en 1610 y 1611. Sin ser una tragedia como Macbeth, Hamlet, o El rey Lear, ni una comedia como Mucho ruido y pocas nueces, Como gustéis, o Sueño de una noche de verano, este “romance mágico” es una de las últimas grandes obras del bardo inglés (1564-1616).
Probablemente, fue escrita con intención de que fuera su testamento dramático. Poco después de terminarla, Shakespeare volvió a Stratford-upon-Avon, donde había nacido, abandonando la vida teatral. Cuando apareció la primera versión de las obras completas de Shakespeare (First Folio, 1623), la primera en todo el conjunto era La tempestad.
Se cree también que para escribirla, Shakespeare se inspiró en un famoso naufragio que tuvo lugar en su época cerca de las islas Bermudas, y que entonces impresionó profundamente a la opinión pública de Londres.
La acción tiene lugar en una isla habitada por Próspero, antiguo duque de Milán, y su hija Miranda. Con ellos conviven Calibán, mitad monstruo y mitad hombre, esclavo sometido a la magia de Próspero, y Ariel, un espíritu del aire.
Tras naufragar a causa de una tormenta creada por Ariel, a la isla llegan a la deriva Antonio, el hermano de Próspero, que le ha usurpado el ducado, y su corte. Entre ellos se encuentra su hijo Fernando, que nada más despertar se enamorará de Miranda. Desde ese momento la obra recrea a Próspero intentando castigar a su hermano, valiéndose de su magia, y a Miranda y Fernando intentando unirse en matrimonio ante la oposición paternal. La decisión final de Próspero cerrará el círculo completo de todos los personajes.
La obra, con todos los elementos mágicos que contiene, es un bello romance que Shakespeare utilizó para incluir en el texto muchos de los temas que le interesaban. Valiéndose de Próspero, que muchos creen que es un trasunto del propio Shakespeare, hizo una declaración de amor al teatro y a la capacidad que este tiene no sólo de representar la realidad sino de transformarla. Hace también una importante valoración de la literatura y el arte como medios de expresión únicos. Y por supuesto, es una ocasión genial para disfrutar del lenguaje del maravilloso poeta:
“estamos hechos de la misma materia que los sueños / y nuestra vida termina en un dormir”
Un libro de mágica lectura, con diálogos humanos y tan lleno de poesía como de verdad.
La traducción utilizada, realizada por Ángel-Luis Pujante, recibió el premio Nacional de Traducción en España en el año 1998.
Alfonso García.