Pep Bruno

Pep Bruno

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El narrador guadajalareño  Pep Bruno responde a las siguientes preguntas realizadas a raíz de su participación en la novena edición del circuito "Cuentos eróticos por los rincones".

 

1.- ¿Puede indicarme cuántos y cuáles son los títulos de algunos de los cuentos que empleará durante su intervención en la sesión de Cuentos Eróticos?

Estoy valorando distintas posibilidades, pero, en cualquier caso, serán cuentos populares. Puede que cuente sólo uno o dos cuentos: me encantan los cuentos largos. Como en las últimas ediciones conté cuentos de tradición árabe, es posible que para esta ocasión vuelva a recuperar algún cuento de la tradición europea recogido en el siglo XIII o XIV. Todavía no lo he decidido.

 

2.- ¿Qué ingredientes no deben faltar a su juicio en un cuento de perfil erótico?

En los textos tradicionales de este tipo no suele faltar el humor, la crítica y, claro está, una buena dosis de carnalidad y de celebración de los días.

 

3.- ¿Se ha ruborizado en alguna ocasión al contar un cuento erótico o sentido como si estuviera desnudo ante el público?

Siempre que cuentas estás desnudo ante el público: nada tapa a la palabra dicha que nos muestra tal como somos, no hay escapatoria. En el caso del cuento erótico es una doble desnudez, pues muestra lo que eres por dentro y por fuera, ya que cuentas desde la propia experiencia, la propia piel. Así las cosas, para mí esto no es una cuestión de vergüenza o rubor, sino que se trata de compartir la fiesta y la alegría de la carne, de la risa.

 

4.- ¿A qué atribuye más poder de seducción en un cuento erótico, a la imagen que se formula el escuchante en su mente o a la capacidad misma de la palabra para activar el imaginario?

El cuento alimenta una ficción que crece de dentro hacia afuera, la palabra invita a que el oyente elabore su propia imagen de lo contado: por eso la palabra dicha es tan potente y seduce de manera tan intensa, porque acomoda la historia que se cuenta a la propia experiencia de quien escucha. Y en el caso de la experiencia erótica, tan íntima, tan secreta, el cuento se convierte en una suerte de liberación, de experimentación y juego que no pone en riesgo a las emociones.

 

5.- La fuente de inspiración de esos cuentos de dónde se extrae o en dónde se encuentra en su caso

Como os he dicho en la primera pregunta, todos los cuentos picantes, eróticos, vergonzantes, obscenos, procaces... que cuento, son de tradiciones y culturas diversas. En ningún caso cuento cuentos de autor, aunque hay un pequeño texto de Cortázar y un cuento de Anaïs Nin que me rondan hace unos meses. Pero todavía no ha sido el momento de darles aliento.

 

6.-¿Cuál es a su juicio el valor de la palabra y la narración oral en el contexto de esta sociedad hipertecnificada?

Son muchos los valores que podemos asignar al cuento contado, más en estos días: la palabra dicha nos recuerda qué somos, la necesidad que tenemos de contar y contarnos, de pensarnos, de ser en el grupo y de participar activamente (contando, escuchando) en lo que nos sucede; el cuento contado es voz ancestral que nos conoce y tiene respuestas (y preguntas, muchas) ante las inquietudes de los días; la palabra dicha nos mira a los ojos y nos invita a reconocernos.

 

7-. ¿De qué nos salvarán las palabras?

De los silencios y, sobre todo, de sus vacíos.

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