Inmaculada Rodríguez Flores
Las Palmas de Gran Canaria
1967
Siroco
Como un día de siroco me envuelve esta pasión.
La sequedad de la soledad acartona mi piel
mientras el fuego interior me abrasa, me consume, me aprisiona
soñando con tus ojos, negros, inquietos, desbocados.
Tus finos labios, se me antojan para dibujar paralelas en mi piel,
tus manos suaves, con su dulce tacto, me incitan y van directas a surcar mi costado, ya erizado...
mientras tus largas piernas, emergen, inquietas para entrelazarse con las mías en un juego pueril
mas tu mirada me invita a zambullirme en el interior de tu alma.
Siroco, ese calor que me embriaga, me adormece, incrusta alas en mi alma.
Siroco, esa sensación de estar cubierta de un polvo blanquecino que me ahoga
Siroco, mi boca sedienta de tus besos, siroco, sedienta de tu lengua...
Siroco... cuanto más calor hace... más me desboco... siroco... siroco...
Y aquí sigo, asirocada, sobre mis sábanas blancas, desnuda,
con la mirada perdida en un punto infinito,
y tú tan lejos, inaccesible, siquiera recordando que existo...
y yo muriendo... muriendo por tu amor...muriendo de calor... asirocada...