El Departamento de Ediciones del Cabildo de Gran Canaria acaba de lanzar el volumen titulado 'El Patrimonio indígena de las Islas Canarias. Arqueología y gestión desde los márgenes', un bello volumen que combina los textos del prehistoriador tinerfeño José Farrujia de la Rosa con las imágenes del fotógrafo, también tinerfeño, Tarek Ode, en el que se formula un recorrido general por los parques arqueológicos repartidos por el Archipiélago y, en particular, por los existentes en Gran Canaria, una isla donde, como argumenta su autor, se viene desarrollando una gestión positiva e integral del legado indígena.
A lo largo de las de 170 páginas del libro que se vende a un precio de 30 euros y ya está distribuido en la red de librerías de Canarias, ambos autores ponen en valor el legado indígena a partir de la imagen, analizando en lo cuatro capítulos de que consta este título y de forma cronológica, las políticas patrimoniales desplegadas en el Archipiélago, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. Según señala el doctor en Prehistoria, Historia y Arqueología, la principal finalidad de este libro es "investigar cómo la arqueología y las políticas del pasado han condicionado la actual gestión del patrimonio arqueológico en las Islas Canarias, en donde el estudio de las influencias coloniales en los márgenes de un contexto europeo (en realidad una región africana), es un caso prácticamente único en Europa".
El volumen 'El Patrimonio indígena de las Islas Canarias' se cierra con un epílogo en el que Farrujia recoge las principales ideas y tendencias sobre la gestión del patrimonio arqueológico canario y se propone la necesidad de reformular parte de estas políticas con vistas a ofrecer una puesta en valor integral del legado amazigh que precede a la conquista europea. Según asegura Farrujia "la herencia colonial de la arqueología canaria no contribuye mucho a la recuperación del pasado amazigh de las islas. Además, la arqueología canaria, no descolonizada, difícilmente puede coexistir con la evolución del Magreb después de la llamada ¿primavera árabe', con el movimiento de la cultura bereber/amazigh, y con las demandas independentistas de Canarias con respecto a España, postuladas apelando precisamente a las raíces amazigh".
Para el especialista, el caso canario permite revelar el peso que la tradición ha tenido en la actual gestión del patrimonio arqueológico, con interesantes contradicciones: "el patrimonio monumental, histórico, frente al patrimonio no monumental, el indígena, previo a la conquista y colonización europea acaecida entre los siglos XIV y XV".
En el capítulo I del libro recientemente editado por el Cabildo, y a modo de contextualización, se describe cuál es la realidad arqueológica de la etapa indígena en las Islas Canarias y su relación con el ámbito norteafricano amazigh. En el capítulo segundo se abordan aspectos como: el nacimiento de las primeras sociedades científicas canarias en el siglo XIX, la incipiente gestión patrimonial y el marco legal. También se analiza el modelo evolucionista que, empleado para analizar las sociedades pretéritas, creó identidades y condicionó la propia gestión del patrimonio arqueológico canario y su tratamiento museográfico, propiciando el establecimiento de un nexo entre los indígenas canarios y la Prehistoria europea.
En el tercer capítulo se analizan las consecuencias que la dictadura franquista (1939-1975) tuvo en la investigación y gestión del patrimonio arqueológico en Canarias, pudiéndose hablar de la centralización de la gestión, controlada por la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, con sede en Madrid. Asimismo, se refleja cómo el modelo de gestión franquista se mantuvo vigente hasta bien entrada la década de 1980, propiciando el escaso conocimiento de la realidad indígena y la pervivencia de los modelos histórico-culturales, que siguieron apostando por la relación entre los guanches y Europa, con especial énfasis en la relación entre los guanches y los pobladores iberos de la Península ibérica.
El último capítulo constituye el núcleo gordiano de esta monografía y en él se presta especial atención a la incidencia del colonialismo y del etnocentrismo en la gestión del patrimonio arqueológico.