La Consejería de Cultura, Patrimonio Histórico y Museos del Cabildo de Gran Canaria, a raíz de la celebración de los "Cuentos eróticos por los rincones de Vegueta", nos presenta en su web a las cuentistas canarias que participarán en él. En las próximas líneas conoceremos sus pareceres e impresiones sobre esta cuentacuentos tan esperado y sobre el poder de la palabra.
Zaida Rivero desde el año 2010 pertenece al grupo de narradoras Entrecuentos, con el que ha participado en actividades y maratones de la Biblioteca Insular, centros municipales, asociaciones de vecinos, colegios y algún que otro local de copas. También forma parte de un colectivo más amplio de narradores orales denominado Cuentos llenos de luna, con el asimismo ha tomado parte del 8º y 9º Circuito Insular de Narración Oral en las Bibliotecas Públicas Municipales de Gran Canaria. El día 10 de mayo será la segunda incursión que realice alrededor del cuento erótico, en el marco de la actividad impulsada por la Biblioteca Insular, ‘Cuentos eróticos por los rincones de Vegueta’. Junto a María Buenadicha y Begoña Perera abrirá el recorrido en la Plaza de las Ranas, sede de la Biblioteca Insular a las 23.00 horas, contando el cuento ‘Santos remedios’, para luego proseguir el itinerario que tendrá lugar por distintos enclaves y plazas del barrio histórico.
Para Rivero, el condimento inexcusable en un buen cuento erótico que se precie debe ser “la picardía, entendiéndola como el doble lenguaje y el juego de la insinuación. Todo ello sin olvidarnos de la trasgresión, que permite salirse de los cauces, concebir un mundo de diferentes relaciones con gran variedad de matices”. Según la cuentista, “ sin ser contradictorios, en un cuento erótico y en cualquier cuento, lo primero que debemos considerar es la capacidad de la palabra para activar el imaginario, que se constituirá en gran parte por las imágenes que el narrador con sus palabras sea capaz de crear y pintar en el mundo imaginativo del que escucha”
Para Rivero las palabras son cada vez más importantes y necesarias en nuestra sociedad “en donde lo que prima es la prisa, el ruido, y la imagen . Además, en este contexto, el ocio está cada vez más relacionado con las nuevas tecnologías y el mundo de la imaginación es sustituido (desde las primeras edades) por un mundo de imágenes (mayormente violentas) ya realizadas que se reciben de manera acrítica y que poco favorecen la comunicación oral del tipo que sea. Por tanto, es importante recuperar y potenciar, con el apoyo de las instituciones, espacios de narración oral, que no sólo activan nuestra capacidad de imaginar y fantasear (intrínseco al ser humano) sino que crean ambientes relajantes y serenos que te confortan y energetizan”.
En este sentido añade que “las palabras son caminos que pueden ayudar al ser humano a ser más feliz, pero sólo sin son buenas palabras, porque también hay malas palabras que son las que destruyen”, concluye.
Begoña Perera es una de las tres cuentistas canarias que el día 10 de mayo tomarán parte en la sugerente propuesta ‘Cuentos eróticos por los rincones de Vegueta’, que impulsa por octavo año consecutivo la Biblioteca Insular del Cabildo grancanario en distintos enclaves del mencionado barrio histórico, coincidiendo con una edición más de ‘Good Night Triana’. Entre los cuentos que ha preparado para la primera sesión nocturna que dará comienzo en la Plaza de las Ranas a las 23.00 horas, señala que se encuentra “un cuento muy frutal y fresco de la escritora mexicana Angela Mastretta”.
Cuando se le pregunta por los ingredientes que a su juicio no deben faltar en un cuento de perfil erótico, Begoña apunta que “ritmo, descripciones muy cuidadas, sugerencias, complicidad, amores, juegos, pasiones, encuentros y desencuentros”.
Pero, ¿se ha ruborizado Begoña Perera en alguna ocasión al contar un cuento erótico o sentido como si estuviera desnuda ante el público?. “Pues sí, y aunque fue en mis comienzos, es algo que tengo muy presente cada vez que voy a contar historias a adultos, sobre todo si tienen algún contenido erótico. Fue en Cuenca, en un pueblito, estaba en una sesión para adultos, y el público estaba comprendido en edades que iban desde los 20 años hasta casi los 90. Pues en un momento del cuento, en el más calentito, me fijé en tres abuelitas que me miraban fijamente desde las primeras filas. Me quedé tan bloqueada que por un minuto estuve en silencio pensando en ellas, y dejando el cuento a un lado… fue un momento como para querer desaparecer”, dice.
¿A qué atribuye la narradora más poder de seducción en un cuento erótico, a la imagen que se formula el escuchante en su mente, o a la capacidad misma de la palabra para activar el imaginario?. Según Begoña Perera “sería una mezcla de ambos ingredientes. En primer lugar la palabra aparece para sugerir, para activar el imaginario para que a continuación cada persona que la recibe tenga la total libertad para imaginar y jugar”.
La cuentista explica que la fuente de inspiración de sus cuentos es su experiencia lectora. “Yo sólo soy una narradora que lee desde literatura infantil hasta literatura erótica. Las historias son las que me atraen a mí, las que me escogen, las que se asemejan más a mi forma de ser, a mi forma de vivir, a mi forma de amar. Me enamoro de ellas”, añade.
Cuando le preguntamos sobre el valor de la palabra y la narración oral en el contexto de esta sociedad hipertecnificada, o sobre la posibilidad de que las palabras nos salven de algo, Begoña Perera sostiene que “en esta sociedad tan tecnológica, las palabras se hacen más necesarias que nunca. Debemos darles el protagonismo que se merecen, ya que a veces se pierde junto a ellas, el desarrollo de otras sensaciones. Debemos escuchar las de nuestros/as mayores y debemos dárselas a nuestros/as pequeños/as, para trasmitir los tesoros que tenemos en el interior. Con la palabra siempre se puede llegar a un entendimiento y, si no es así, se puede volver a decir con otras palabras, y otras, y otras, y otras…hasta al menos entendernos”.
Al comenzar el recorrido de la iniciativa ‘Cuentos eróticos por los rincones de Vegueta’, la cuentista canaria María Buenadicha, junto con Begoña Perera y Zaida Rivero, contará en la Plaza de las Ranas en donde se encuentra la Biblioteca Insular, ‘El pez frío’, un cuento japonés del siglo XI que encontró en ‘Afrodita’, un libro de Isabel Allende, en el que la autora recopila cuentos, poemas, recetas de cocina, y saberes populares sobre el erotismo. Define ‘El pez frío’ como “un cuento poético, sensual y muy hermoso, que a la vez hace una crítica a cierto tipo de actitudes frente al erotismo y al amor”.
Parafraseando a Alberto Bevilacqua, en cuyo libro ‘El Eros’ habla del alma erótica, Buenadicha estima que un buen cuento erótico debe contener precisamente parte de la memoria genética a la que se refería el autor italiano. “Supongo que ese es el principal ingrediente que debe tener el cuento erótico, “el alma erótica”, eso que despierta en el ser humano sentimientos ya vividos por otros, y que perduran en el tiempo, que van desde la risa y la picardía hasta lo más sensitivo y puro de la poesía y del erotismo. Por otro lado, algo muy valioso en la literatura erótica, es que gran parte de ella tiene también un carácter revolucionario y transformador, porque trata también de romper tabúes y normas, que a veces la sociedad nos impone”, explica Buenadicha.
¿Se ha ruborizado en alguna ocasión al contar un cuento erótico o sentido como si estuviera desnuda ante el público?
Cualquier narrador se ruboriza cuando no logra empatizar con el público. El narrador de historias es muy vulnerable, se muestra sin artificios, sin decorados, muestra su persona, y a través de su voz, sale el cuento. A veces ocurre que el narrador por diferentes circunstancias, externas o personales, no termina de entregarse, no muestra su persona tal y como es y por ello, no conecta del todo con el que escucha. Cuando eso ocurre, me ruborizo, pero no tiene mucho que ver con que el cuento sea erótico o no. Tiene más que ver con hacer bien tu trabajo y con la vulnerabilidad del narrador. Aunque también es lo más cercano que he sentido a estar desnuda frente al público.
¿A qué atribuye más poder de seducción en un cuento erótico, a la imagen que se formula el escuchante en su mente o a la capacidad misma de la palabra para activar el imaginario?
Las palabras y la voz del narrador es lo que lleva al que escucha a activar su imaginación y a llenarla de imágenes, mientras que las palabras son las que dibujan estás imágenes, que a su vez despiertan sensaciones, pensamientos, recuerdos…
La fuente de inspiración de esos cuentos de dónde se extrae o en dónde se encuentra en su caso.
Cuando quiero preparar una sesión o un cuento sobre una temática en concreto, lo primero que hago es documentarme, leo distintos autores, busco en la historia de la literatura, en la mitología, en la cultura popular, y también en mis propios recuerdos, en mi memoria. A veces un cuento te elige, porque toca algo en tu interior que hace que quieras contarlo, te entran unas ganas enormes de compartirlo, el cuento va creciendo según vas pensando en él y según lo vas narrando, te hace preguntas, te pide adornos, cambios, y poco a poco se convierte en algo tuyo. Otros cuentos se van creando solos en mi cabeza, nacen de pequeñas anécdotas de mi vida que según voy contando van pareciéndose a cuentos. Mi memoria y mi imaginación se ocupan de organizar mis propias experiencias, lo que he vivido y lo que he escuchado. En base a esto se van construyendo también algunas de las historias que cuento.
Otras veces, cuando se trata de un cuento más poético o literario, te pide que transmitas esas mismas palabras que te han tocado el alma, y así lo hago, casi sin cambiarlas, tal como me llegaron la primera vez, estos cuentos son como una pieza musical, como poesía.
¿Cuál es a su juicio el valor de la palabra y la narración oral en el contexto de esta sociedad hipertecnificada?
La narración oral forma parte de la esencia humana, de su naturaleza más primaria y elemental. No me imagino al ser humano sin contar historias. Todos tenemos historias que contar. Al contar una historia, se comparte la respiración, la mirada, el gesto, la voz, la atención, la emoción y muchas otras cosas. Es un acto de comunicación y de transmisión humana esencial, que ha existido desde que existe el ser humano. Creo que mientras seamos humanos, contaremos historias...y si dejamos de contar historias, quizá sea porque ya no somos seres humanos, o porque tenemos graves problemas en nuestra humanidad.
¿De qué nos salvarán las palabras?
La palabra es la base de nuestra comunicación, de nuestro pensamiento; si logramos una buena comunicación entre todos podremos conseguir vivir en paz y en armonía, (aunque a veces veo a los responsables políticos comunicándose, y sinceramente, me preocupo)…por eso también hay que tener cuidado con la palabra, ya que puede salvarnos, o llevarnos al desastre.
Y para terminar, María Buenadicha nos regala un cuento popular que muestra hasta donde es capaz de llevarnos la palabra.
Una vez, un hombre, encontró en una oscura cueva, un montón de huesos junto a una calavera, el hombre asustado de encontrarse aquello, en un murmullo, casi sin voz, preguntó:
-Pero… ¿Qué te trajo hasta aquí?
Y la calavera contestó:
-La palabra.
Entonces el hombre salió corriendo asustado, en busca del rey de aquel país, y cuando dio con él, le contó lo que acababa de presenciar, el rey no le creyó, así que el hombre para demostrar que no mentía, se ofreció a llevar al rey hasta el lugar dónde estaba esa misma calavera capaz de hablar, para que pudiera verlo con sus propios ojos. El rey aceptó, pero amenazó con cortarle la cabeza si no era capaz de demostrarle que la calavera hablaba.
Fueron hasta la cueva y el hombre volvió a hacer la misma pregunta, pero esta vez, la calavera no le contestó, no medió palabra.
El rey cumplió su palabra y le cortó la cabeza.
Entonces la calavera preguntó a la cabeza recién cortada:
-Pero…¿Qué te trajo hasta aquí?
Y la cabeza del hombre contestó:
-La Palabra.