Biblioteca Insular de Gran Canaria

Begonña Lobo y Vicente Ferrer

Vicente Ferrer es el alma, junto a Begoña Lobo, de la atípica editorial Media Vaca, que posee un catálogo compuesto en la actualidad por cincuenta y cuatro títulos repartidos en cinco colecciones distintas. Ambos son fundadores desde 1998 de esta empresa que mantiene un fiel compromiso con los libros, los ilustradores y los lectores. Media Vaca lleva siendo muchos años un referente en el mundo editorial por el cuidado con que llevan a cabo todas y cada una de sus ediciones. Sus libros cautivan por sus textos, sus ilustraciones y sus bonitos acabados. Hay un libro Media Vaca para cada niño y para cada adulto.

La Asociación FAD (Fomento de las Artes Decorativas), una entidad independiente y sin ánimo de lucro afincada en Barcelona, les otorgó la Medalla FAD 2007, un premio que se otorga "a personas o entidades que han hecho aportaciones valiosas a la vida social y cultural del país". Ferrer asegura que no se deja llevar por el tópico de que “los libros con imágenes están destinados a lectores vagos o con menos capacidad intelectual” y advierte que “nuestros libros están destinados a los niños y niñas, pero no sólo a ellos”. Asegura que es mejor para los libros que sean capaces de ofrecer “varios niveles de lectura”.

Los editores de Media Vaca con algunos de sus títulosA Ferrer le interesa el oficio, pero no la figura del editor. Por ello apuesta por la desmitificación del editor, que el público percibe “con un señor con dinero que trabaja con libros y lee mucho, que se relaciona con gente importante y famosa y que lleva un tipo de vida interesante y especial”, señala. “Nada te invita a ser editor, más bien todo son inconvenientes”, puntualiza.

“Lo más interesante para mí del trabajo de editor es el mantener una relación con los autores, en la que el trabajo que se haga se asuma como colectivo, donde cada uno interviene en una medida, sin tratar de ocupar espacios que son del otro.

Eso no es habitual en otras editoriales. Aunque también es verdad que nos hemos encontrado con escritores que no quieren tocar nada de su texto, e ilustradores, son menos los casos, en que quieren entregar un trabajo cerrado. Por ello hay que negociar; algo que se hace muy poco. En otros países existe, y aquí no, la figura del director de arte. En ese sentido, yo me siento autor de los libros, por supuesto. Es algo muy difícil de explicar a los otros autores”.

Marca de Media VacaSegún Vicente Ferrer, “el editor tiene la responsabilidad última a la hora de transmitir esa obra literaria a los lectores. Por eso, el editor tiene que tener una idea de quiénes son los lectores a los que se dirige. Yo soy muy pesado con las imágenes y puedo discutir una ilustración concreta cuando me parece que yo veo que no resulta adecuada con el resto de la obra o cuando estimo que puede mejorarse. El gran error que no puede cometer una editorial es aceptar tal cual todo lo que llega. Con los escritores, los editores tradicionales trabajan mucho más, porque les llegan los manuscritos con faltas de ortografía y, ya puestos a corregir, revisan otras cosas. Pero con los ilustradores se suelen aceptar trabajos cerrados. No lo entiendo. Para mí, ambas cosas, textos e ilustraciones, tienen la misma importancia”, dice.

A juicio del editor “leer te pone en contacto con un montón de personas, de conocimientos, de historias; cosas que no vas a vivir directamente, pero sí a través de otros. Y en épocas de crisis económica como la actual, la lectura es una forma de evasión estupenda. Y no sólo de evasión. También para enfrentarte a lo que te pasa. Porque todo lo que ocurre está en algún libro. Y poder hablar de libros es algo muy importante”.

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