Yo pienso en ti, tú vives en mi mente, sola, fija, sin tregua, a toda hora, aunque tal vez el rostro indiferente no deje reflejar sobre mi frente la llama que en silencio me devora.
El texto se ciñe al arranque de un viaje iniciático, una llamada y un canto a la imaginación, al deseo de conocer y saber, de crecer y de soñar con otros mundo posibles y de descubrirlos personalmente.