«Nací cuando mis padres ya no se querían», recuerda Adriana, mucho después de que todo haya sucedido. Por ello, la niña se crea un paraíso propio, poblado por amigos imaginarios y una familia de su elección.
Pomelo es fabuloso, guapo, incansable y hasta impermeable. Por si esto fuera poco, es el elefantito más enamoradizo del huerto. ¡No hay más que ver lo rojo que se pone el undécimo rábano de la tercera fila cuando Pomelo le mira!
Pomelo tiene la trompa llena de preguntas:¿Y si no existiera el huerto? ¿Y si Rita le mirase? ¿Cómo sabemos que es primavera? A esta última cuestión, contesta con una simpática comedia musical. Y después de tanta alegría, Pomelo siente ganas de estar un poco triste. Pero sólo un pelín.