Casa Museo Pérez Galdós
La escritora, poeta tinerfeña y segundo Premio de Literatura de Canarias 2015 que se otorga a una mujer, Cecilia Domínguez Luis, hablará el día 2 de junio, en la Casa Museo Pérez Galdós (Calle Cano, 6. Las Palmas de Gran Canaria), de los intereses que inspiran su trayectoria y producción literaria.
La intervención de la autora, prevista a las 20.00 horas, se incluye dentro del programa del ciclo denominado ‘Escritores en la Casa Museo’, por el que ya han pasado en los últimos meses los autores Guillermo Busutil, Armas Marcelo, Ángeles Jurado, Marta Rivera, Yolanda Delgado, Melacio Castro o Víctor Álamo de la Rosa, Marina Mayoral, Isabel Medina, Pepa Merlo, Francisco Quevedo o Lorenzo Silva.
La entrada al mencionado acto es libre hasta completarse el aforo del salón de actos de dicho centro.
Nacida hace 68 años en La Orotava, Cecilia Domínguez es autora de dieciséis libros de poemas, varias novelas y cuatro libros de cuentos, entre otras obras publicadas. La escritora, una de las primeras en ingresar en la Academia Canaria de la Lengua, institución a la que pertenece desde 2011, figura en numerosas antologías dedicadas a la literatura canaria. Domínguez, que se reconoce "más lectora que escritora", sostiene que han marcado su trayectoria como poeta autores como Pedro García Cabrera, Rafael Arozarena, Isaac de Vega, Arturo Maccanti o Luis Feria.
‘El sepulcro vacío’, publicada en Nueva Asociación Canaria para la Edición (Nace), es su última novela. Inspirada en la historia del marqués de la Quinta Roja que era masón, murió muy joven, y por ello se le negó el enterramiento cristiano, avanza que se trata de un título que mezcla magia, superstición y una historia de amor. "Estuve dos años investigando cómo era el siglo XIX en Canarias, qué pasaba con la masonería en el Archipiélago", señala. Además de este título es autora de los recientes ‘Cuaderno del orate’ (poesía), ‘Si hubieras estado aquí’ (novela) y ‘Aquel verano’ (novela juvenil).
Domínguez cree que el o la poeta “nace en una persona determinada, singular e irrepetible en su manera de integrarse en el mundo que la rodea, lo que hace que también su literatura, aun perteneciendo a una misma época histórica y a una misma geografía, sea esencialmente diferente. Este es uno de los argumentos en los que me apoyo para rechazar la poesía con etiquetas”, explica. “Creación es o debe ser sinónimo de libertad dentro de unos valores estéticos indudables y seguir una moda ya te está privando de ella”.
Según confiesa la autora escribe siempre a mano, nunca en el ordenador ni a máquina. Y si es posible, rápido. Le encanta el contacto del lápiz con el papel, añade. “Escribir es, aparte de una necesidad, un placer estimulante por sí mismo. Además, soy bastante egoísta escribiendo, en el sentido de que escribo para mí misma. Luego viene aquello que se llama deseo de comunicación que, junto a una buena dosis de atrevimiento, te lleva a intentar que lo que escribes salga a la luz y, todavía más, que te lean y encima les guste”.
La escritora tinerfeña reconoce que en sus primeros libros “el amor no tiene demasiado protagonismo y sí mi relación con las cosas o la soledad, el aislamiento y la búsqueda de caminos estéticos… Es a partir de ‘Un cierto sabor ácido para los días venideros’ cuando mi escritura empieza a centrarse más en el sentimiento amoroso, y ya con más rotundidad quizá en el libro de relatos ‘Futuro imperfecto’, para culminar con ‘Doce lunas de Eros’, donde el erotismo está manifiesto en cada uno de los poemas, aunque eso sí, es un erotismo más sugerido que explícito, como debe ser todo erotismo, a mi entender” A partir de sus libros ‘Para cruzar los puentes’ y ‘El libro de la duda’, se produce un nuevo giro en su escritura.
Sobre su afición al género infantil y juvenil, Cecilia Domínguez señala que siempre le gustaron los cuentos de Andersen o los de los hermanos Grimm. “De hecho, desde que fui madre yo le contaba cuentos a mis hijas inventándomelos sobre la marcha, pero nunca me dio por escribirlos, hasta que un editor me planteó esta posibilidad. Así surgió el primero, ‘Entre tejados’. Disfruto escribiendo para ellos, me gusta, pero a la vez es difícil. Yo escribo una historia que a mí me gusta y cuando tengo en cuenta a quién va destinada corrijo la cuestión del lenguaje”, dice.