Biblioteca Insular de Gran Canaria

Los libros siempre están poblando la historia de esta película

El Cineforum de la Biblioteca Insular del Cabildo (calle Remedios, 7) proyecta el día 2 de junio, a las 20.15 horas, el filme del director Brian Percival, ‘La ladrona de libros’, basado en la novela homónima escrita y publicada en 2005 por Markus Zusak, en el marco del ciclo puesto en marcha el pasado año, que aborda la relación de la literatura con el cine.

El cineasta Carlos Reyes Lima presentará esta nueva entrega propuesta por la Biblioteca Insular del Cabildo de Gran Canaria, que propone a la ciudadanía algunos de los títulos literarios más conocidos que el cine ha transformado en fotogramas, mostrando no sólo las nuevas perspectivas que se suman al texto, sino la propia tensión creativa surgida entre la obra literaria que intenta adaptarse y el guion y la película que finalmente surge. La entrada a la proyección es libre hasta completarse el aforo del espacio.

Adaptación –algo suavizada, según sus lectores- de la novela homónima del australiano Markus Zusak, ‘La ladrona de libros’ conserva de su referente literario la arriesgada decisión de tomar la voz de la Muerte –una Muerte benévola y compresiva- para contar una historia de supervivencia y auto-afirmación en plena Alemania nazi. La película narra la historia de una niña durante la Segunda Guerra Mundial que será acogida por una familia que esconde a un judío de la persecución nazi. Con ellos, aprenderá a leer y a saborear las historias de los libros. Pero también comenzará a escribir su propio relato.

Cartel de la película La ladrona de libros

Esa Muerte que, pese a contemplar a los bondadosos personajes que pueblan esta historia con afecto, no deja de confesar que la coyuntura histórica la mantiene endiabladamente sobreocupada. Más cargada de encanto y buenas intenciones que de auténtica verdad, ‘La ladrona de libros’ también opta por otra decisión narrativa embellecedora y, cabe suponer, tremendamente eficaz a los ojos del lector de best-sellers con toque de distinción y coartada pseudo-cultural: la educación furtiva de su joven protagonista, capaz de rescatar libros de las piras o de sustraer lujosos volúmenes de la biblioteca de un prohombre nazi, como campana de pureza en plena barbarie.

Dirigida con gusto y cierta contención frente a la sensiblería por Brian Perceval, ‘La ladrona de libros’ no es una película despreciable: contiene, por lo menos, las más sólidas y solventes que, en este caso, memorables interpretaciones de Geoffrey Rush y Emily Watson como padres adoptivos de contrastados temperamentos y surtidas modulaciones de un mismo corazón de oro.

Escena del filme La ladrona de libros

El resto es un ejercicio de caligrafía académica, donde la representación de los rituales de la infamia –la noche de los cristales rotos, la quema de libros, el mitin, las agresiones al comerciante judío- sigue al pie de la letra –aunque con contundente empaque de producción- los modelos más gastados por el uso y, por tanto, menos problemáticos.

La película que aún resta por exhibirse dentro del ciclo es ‘Quills’, de Philip Kaufman (16 de junio).

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