Este fin de semana (viernes y sábado, a las 19.30 horas) llega al Teatro Cuyás un gran título de la literatura universal: ‘Paraíso perdido’, de John Milton.
Se trata de un montaje producido por Teatre Romea, Grec 2022 Festival de Barcelona y Centro Dramático Nacional y dirigido por Andrés Lima a partir del célebre poema épico publicado en 1667, el cual ha sido adaptado por Helena Tornero.
‘Paraíso perdido’ explica la tragedia de la caída del hombre, pero también la caída de Satanás. Un Satanás reivindicado por los románticos como verdadero héroe, pues simboliza al rebelde sublevado ante la tiranía del cielo.
“Antes de la caída del hombre está la historia del Ángel Caído, una historia de rebelión fracasada y sus consecuencias, que condicionará el destino del hombre y de la mujer”, argumentan los responsables de este montaje.
En ese sentido, la obra, de la que puede verse un adelanto en https://youtu.be/u191wHtY7eI, reflexiona sobre por qué somos así, sobre si nuestro destino estaba escrito o si son nuestras creencias las que nos llevan a escribirlo de una manera determinada.
Además de una celebración de la belleza del lenguaje de Milton, este ‘Paraíso perdido’, que está protagonizado por Pere Arquillué, Cristina Plazas, Lucía Juárez, Rubén de Eguia, Elena Tarrats y Laura Font, constituye un homenaje al oficio del comediante, tantas veces vilipendiado por su capacidad de transformar y transgredir.
De hecho, recuerdan sus responsables, en la antigüedad, a los cómicos no se les permitía acercarse a las ciudades, porque se temía que pudieran contaminar a las gentes de buena fe. Un miedo que, en realidad, lo era al conocimiento, y que tiene raíces muy antiguas (ya en la Biblia, la serpiente dio a elegir a la mujer entre saber e ignorancia, y ella escogió el saber…).
Las entradas para este espectáculo se encuentran a la venta a través de los canales habituales con que cuenta el Teatro Cuyás: su taquilla, en la calle Viera y Clavijo de la capital grancanaria, y su página web www.teatrocuyas.com.
El hijo rebelde
Considera Helena Tornero, adaptadora de la obra, que “toda rebelión parte de un fracaso”. De hecho, recuerda, “re-bellum quiere decir volver a luchar”, y eso pasa porque “has sido vencido, has caído, pero te levantas y vuelves a luchar de nuevo”.
Y eso es, precisamente, lo que a su juicio ocurre con el teatro. “Son muchos los que han intentado, a lo largo de la historia, hacer desaparecer el teatro”, pero, como el Ángel Caído, éste “lleva en sí la semilla de la rebelión”.
“Siempre está ahí, dispuesto a levantarse para luchar de nuevo. Si hay algún oficio artístico que sabe de caer y volver a levantarse, es el teatro”, añade Tornero, para quien el teatro es “ese hijo rebelde que nos recuerda que no somos perfectos”.
Y en ese sentido, reflexiona sobre el hecho de que tal vez sea ahora un buen momento para “hacerse algunas preguntas sobre las creencias que nos han sido transmitidas, sobre sus consecuencias en el trato a las mujeres, a los hombres, a todos los seres vivos, al planeta. Tal vez sea el momento de escuchar las palabras del ángel caído. Antes de que sea demasiado tarde para reescribir eso que luego llamamos destino”.
Por esa razón, su adaptación da al público la ocasión de sentirse parte de cada una de las tribus que se enfrentan en el espacio teatral, que concibe como metáfora del universo: ángeles, demonios, actores, actrices, mujeres, hombres… “Un viaje al lugar del otro, el opuesto, el diferente, un dejarse atravesar por las palabras de Milton y descubrir qué parte hay en cada uno de nosotros de ángel, diablo, hombre, mujer, comediante o espectador”, concluye.