• La Biblioteca Insular recibe el día 23 de febrero al autor que se referirá a su novela, laminada alrededor de las luces y las sombras del obispo Antonio Pildain

La Biblioteca Insular de Gran Canaria celebra el día 23 de febrero, a las 18:30 horas, un encuentro con el escritor grancanario Juan José Mendoza, que obtuvo el accésit del Premio Internacional de Novela Benito Pérez Galdós el año 2020, quien se referirá ante el público de su título ‘A orillas del Guiniguada’, editado por Mercurio.

Queda fuera de toda duda la influencia que ejerció el obispo vasco Antonio Pildain en la vida social, política y religiosa de Canarias desde 1937 hasta 1966, año en que se retiró voluntariamente. Inspirado en la figura del citado obispo Mendoza monta esta ficción novelesca alrededor de las luces y las sombras de Pildain, en la que que no descuida la fidelidad a una época y algunos hechos terribles que afectaron a tantos españoles. Al autor lo acompaña Eduardo Perdomo de la Guardia que moderará el encuentro con los lectores en esta ocasión.

De la mano de una voz narrativa cercana al obispo, el relato de Mendoza se va adentrando, como en un retablo, en los episodios más granados en los que adquirió un protagonismo relevante. La represión franquista, la miseria y la enorme desigualdad en la posguerra, la visita de Franco a Canarias o el destino de El Corredera son, entre otros, capítulos que integran la convulsa vida del mencionado obispo, a los que se agregan sus múltiples intervenciones en la administración de la moralidad de los canarios y las canarias. Mención especial recibe en la novela el tratamiento de su relación con la obra y la persona de Galdós, con quien el obispo tuvo siempre graves discrepancias y a quien reprochó su manifiesto anticlericalismo.

Escritura fresca, envolvente y entretenida

El escritor emplea en su historia personajes reales e imaginados. A partir de la figura de Rafael Vera, secretario del obispo durante sus años en la isla, Mendoza construye el relato que atraviesan otros ilustres de la época como Antonio Limiñana, amigo personal del obispo, el presidente del Cabildo Matías Vega Guerra, la familia Del Castillo, notables del ámbito cultural que frecuentaban el histórico Bar Polo como Víctor Doreste y personajes populares como Andrés El Ratón.

“Pildain colisionó innumerables veces con lo que él calificaba como el 'conciliábulo' de la capital grancanaria. Sus pastorales siempre se ponían del lado de los más desfavorecidos y eso llevaba implícito un mensaje crítico con el régimen franquista y con la clase pudiente de Gran Canaria. En ningún momento se despegó de la doctrina vaticana, lo que le supuso una serie de apoyos fundamentales ante el franquismo en los momentos más críticos, sobre todo cuando no le abrió la catedral al Caudillo. Esa adhesión incondicional a las encíclicas papales son su defensa», señala Mendoza.

“En lo social dio pasos interesantes porque él implica en la formación de los seminaristas el aspecto social, algo que no estaba recogido así en el seminario”, afirma el autor de ‘A orillas del Guiniguada’.

“No he querido que el libro se contaminara con mi punto de vista sobre la posición de la oligarquía de la isla para no deformar mi objetivo de retratar aquel tiempo. Por eso en la estructura de la novela hay un capítulo final dedicado a 'Los otros', en el que intento mantener una distancia con declaraciones que saco de la prensa de la época, algunas reconvertidas por mí, para que se vean que las posiciones que algunos tenía contra Pildain tenían su argumento. No solo de lealtad al régimen. Por ejemplo, algunos le reprochaban que viniera a protagonizar el auxilio social cuando entendían que llevaban muchos años haciéndolo en la isla. Por eso le censuran el banco de los pobres”, señala el escritor.

Juan José Mendoza cuenta, entre otros, con el Premio de Novela Benito Pérez Armas 2009 por su obra ‘Islafeliz’. Además, tiene en su haber el premio en el IX Concurso de Cuentos Ateneo de La Laguna 2003, el primer premio en el Concurso de Relatos de Cajacanarias 2008, así como la condición de finalista en el XXIII Concurso de Relatos Ciudad de Zaragoza 2005.

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